Kholat, incidentes reales y terror en los Urales
El incidente del Paso Diatlov ha pasado a formar parte de la liturgia contracultural de hoy en día. Es una historia, una leyenda y un aviso que ha proliferado en la época de Internet. Eso sí, a diferencia de los creepypastas, el suceso de la montaña Kholat Syakhl es real y palpable.
Kholat (2015) recrea en primera persona el incidente ocurrido el 2 de febrero de 1959, cuando nueve excursionistas aficionados al esquí murieron en extrañas circunstancias. El suceso ocurrió en los montes Urales entre la República de Komi y el óblast de Sverdlovsk, justamente en la montaña Kholat. Las investigaciones de la época retratan comportamientos extraños en los excursionistas. Rasgaron sus tiendas desde dentro y salieron descalzos y sin abrigo a treinta grados bajo cero. Algunos cadáveres mostraron signos de lucha, otros tenían el cráneo facturado o, simplemente, les faltaba parte de su rostro. Según se ha ido diciendo durante años, cuatro de ellos mostraban también niveles importantes de radiación. Un año más tarde una avioneta tuvo un accidente en la zona y murieron sus nueve tripulantes. Hoy muchos campistas intentan evitar el número nueve en sus excursiones.
¿Verdad que es la historia perfecta para un videojuego de terror? Pues el estudio polaco IMGN.PRO no dudó en lanzar un título que recogía las últimas modas del género del terror en PC. Hace bien poco también se ha estrenado en consolas, por lo que ha vuelto a estar de actualidad. Este videojuego indie recrea en primera persona las desventuras de un protagonista, nosotros, por la zona geográfica del incidente. Basa su mecánica jugable en los concisos y encorsetados parámetros del ‘walking simulator’, un estilo que popularizó el excelente The Stanley Parable (2011) y que se ha utilizado en otros clásicos modernos como Gone Home (2013), del que hablamos en ESAT o el reciente Firewatch (2016). De primera mano es un videojuego con un nicho de usuarios menor. Primero debe ser un jugador al que le gusten las aventuras pausadas y de terror. Además, tiene que estar acostumbrado a las limitadas opciones que ofrece un título de estas características.
Kholat es un juego de terror intimista con libertad para el jugador que basa su propuesta en clásicos como Gone Home o Dear Esther
La brújula y el mapa serán nuestras únicas ayudas en un videojuego que sabe mantener al jugador pegado a la pantalla, pese a que no destaca por ser un screamer de susto fácil. La tensión con la que nos brinda desde la primera hora se ve acrecentada al conocer la historia. Se desgrana poco a poco y pasamos de ser espectadores a ser los protagonistas de la aventura. El trabajo narrativo de IMGN.PRO es notable y al estilo de los títulos antes mencionados se nos va enseñando una historia que basa en parte, sólo en parte, en los acontecimientos de 1959.
Uno de los puntos claves de Kholat es esa sensación de soledad que imprime en el jugador. Estamos en un infierno blanco sin más ayuda que un par de objetos y podemos perdernos, si no lo hemos hecho ya, en cualquier momento. Esa vulnerabilidad está muy bien construida, pese a que no existen amenazas que puedan acabar con nuestra barra de vida al estilo de los juegos con un componente de acción y survival horror. Los desarrolladores han sabido conjugar muy bien los elementos de terror con los de simple tensión y soledad. También se han valido de determinados resortes de los paranormal sin abusar de ellos, siempre dejando en el aire su autenticidad, otro punto que lo empareja con su compañero Gone Home.
Kholat es parco en efectos de sonido y en su música, más centrada en dotar de ambiente ciertos momentos. En ningún caso es un punto negativo, pues creemos que un videojuego de estas características no necesita más. Por último, cabe destacar la incorporación de Sean Bean (El Señor de los Anillos, Juego de Tronos) como narrador y la preciosa voz de Mary Elizabeth McGlynn (Silent Hill). Kholat es un juego íntimo, personal y que no lleva de la mano a un jugador posiblemente demasiado acostumbrado a que así sea. Un aproducción indie que recomendamos encarecidamente.